martes, 21 de junio de 2011

PRESIDENTE CORREA NO ACEPTA REUNIRSE CON GRUPOS GLBT

Rafael Correa no ha querido recibirnos. Ha delegado a la Ministra de Justicia, Johanna Pesántez para reunirnos. El tema GLTB aún genera temores o soslayos. Mientras se ha reunido con mujeres, afros, indios, discapacitados, niñxs y adolescentes, personas privadas de libertad, ancianos, trabajadoras sexuales, canillitas, y la mayoría de grupos sociales excluidos y vulnerables, a los homosexuales prefiere relegarlos a un tema exclusivo de derechos humanos, cuando nuestra problemática es transversal en la sociedad; que sigue y permanece en un gobierno que se dice revolucionario y que no tolera la mediocridad.

Se dirá que es mentira que no nos quiera recibir y que su agenda está copada con asuntos previos. Bueno, es lo mismo que se puede pedir desde los grupos discriminados, vulnerables y excluidos que tuvieron de él como Presidente, deferencias y gestos políticos de acercamiento y preocupación por un cambio a sus realidades. ¿O será que lo hizo para aparecer en la foto y porque era políticamente correcto? Esperemos estar equivocados.

En Ecuador, a pesar de los cambios constitucionales que promovió el propio Presidente y sus asambleístas en 2008, no ha avanzado en políticas públicas y reglamentos secundarios que destierren la discriminación por orientación sexual: parejas del mismo sexo que no pueden obtener créditos del IESS y Biess por no ser de géneros diferentes; personas trans que deben demandar constantemente ante la Defensoría del Pueblo porque su derecho constitucional a una identidad de género es rechazada en le registro Civil; mujeres lesbianas que son sometidas y secuestradas por sus familias en clínicas de deshomosexualización que deben controlar y regular las intendencias y el Ministerio de Salud; un sistema judicial negligente y excluyente que discrimina y violenta los derechos humanos y constitucionales de las personas homosexuales; la ausencia de políticas laborales y de talento humano que sancionen despidos y discriminación institucionalizada en empresas y lugares de trabajo. Violencia institucionalizada que discrimina a adolescentes diversos en colegios y universidades por no existir una tarea de concienciación desde el Estado contra la discriminación por cuestiones de género, orientación sexual e identidad; personas trans que no tienen acceso a créditos hipotecarios o de vivienda digna o a una educación elemental; prejuicio institucionalizado en intendencias, municipios y comisarías, respecto de los negocios orientados al público LGTB... en fin, la lista puede ser mayor y el Presidente evita tratar estos temas, por considerarlos -quien sabe- un tema a ser invisibilizado.

UNA VERDAD INCÓMODA, PERO A LA CUAL NO RENUNCIAREMOS Y HEMOS REITERADO EL PEDIDO DE AUDIENCIA A QUE NOS ESCUCHE.